El adultocentrismo: un obstáculo para una crianza respetuosa y empática

La crianza de los hijos e hijas es una responsabilidad que implica acompañar, guiar, proteger y educar a los niños y niñas desde que nacen hasta que se convierten en adultos. Sin embargo, muchas veces los padres y madres olvidamos que los niños y niñas son personas con derechos, necesidades, sentimientos y opiniones propias, y los tratamos como si fueran objetos, extensiones o propiedades nuestras. Esto es lo que se conoce como adultocentrismo, una actitud que consiste en creer que solo vale y debe ser respetado lo de los adultos, porque lo de los menores no es significativo o no debe dársele tanta importancia.

El adultocentrismo es un problema que afecta negativamente al bienestar y al desarrollo de los hijos e hijas, y que dificulta una crianza respetuosa y empática.

Algunas de las consecuencias del adultocentrismo son:

  • Viola los derechos de los niños y niñas. Los niños y niñas tienen derechos reconocidos por la Convención sobre los Derechos del Niño, como el derecho a la vida, a la salud, a la educación, a la participación, a la expresión, a la identidad, a la protección, entre otros. El adultocentrismo implica ignorar o vulnerar estos derechos, al imponer nuestra voluntad, nuestros intereses o nuestros criterios sobre los de ellos y ellas.
  • Desconoce las necesidades de los niños y niñas. Los niños y niñas tienen necesidades específicas según su edad, su etapa de desarrollo, su personalidad y sus circunstancias. El adultocentrismo implica no atender o minimizar estas necesidades, al exigirles que se adapten a nuestro ritmo, a nuestro horario, a nuestro espacio o a nuestras expectativas.
  • Invalida los sentimientos de los niños y niñas. Los niños y niñas tienen emociones intensas y variadas que les ayudan a conocerse a sí mismos y al mundo que les rodea. El adultocentrismo implica no reconocer o descalificar estos sentimientos, al decirles que no lloren, que no se enfaden, que no tengan miedo o que no sean egoístas.
  • Restringe las opiniones de los niños y niñas. Los niños y niñas tienen pensamientos propios y creativos que les permiten expresar sus ideas, sus gustos, sus preferencias y sus sueños. El adultocentrismo implica no escuchar o silenciar estas opiniones, al decirles que no saben, que no entienden, que no tienen voz ni voto o que deben obedecer sin rechistar.

¿Qué podemos hacer para evitar el adultocentrismo en la crianza? ¿Cómo podemos respetar a nuestros hijos e hijas como personas dignas e iguales? Algunas sugerencias son:

  • Reconocer sus derechos. Debemos informarnos sobre los derechos de los niños y niñas y velar por su cumplimiento. Debemos tratarlos con dignidad, justicia y equidad, sin discriminarlos ni maltratarlos por su edad o por cualquier otra condición.
  • Atender sus necesidades. Debemos observarlos, escucharlos y comprenderlos para saber qué necesitan en cada momento. Debemos ofrecerles un ambiente seguro, afectuoso y estimulante donde puedan crecer sanos y felices.
  • Validar sus sentimientos. Debemos mostrarles empatía, respeto y apoyo ante sus emociones. Debemos ayudarles a identificarlas, a aceptarlas y a expresarlas de forma adecuada. Debemos enseñarles a regularlas y a gestionarlas positivamente.
  • Escuchar sus opiniones. Debemos fomentar su participación activa en las decisiones que les afectan. Debemos valorar sus ideas, sus gustos, sus preferencias y sus sueños. Debemos animarles a pensar por sí mismos, a ser críticos y creativos.


La crianza respetuosa y empática implica dejar de lado el adultocentrismo y adoptar una actitud de humildad, de apertura y de aprendizaje mutuo con nuestros hijos e hijas. La crianza respetuosa y empática nos ayuda a crear un vínculo afectivo fuerte, una relación sana y una convivencia armoniosa.

Y tú, ¿te has sentido alguna vez víctima o cómplice del adultocentrismo? ¿Qué haces para evitarlo? ¡Déjanos tu comentario! 😊

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